jueves, 31 de marzo de 2011

Guerra civil en Costa de Marfil, una masacre "opacada" por tres tragedias

Los cientos de muertos y decenas de miles de desplazados perdieron protagonismo frente a las revueltas civiles en Medio Oriente y el norte de África y el terremoto en Japón

Los incidentes en territorio marfileño no son nuevos. Desde el 28 de noviembre, los seguidores de Alassane Outtara han iniciado una carrera para llegar al poder, al cual accedieron en las urnas, pero que les fue negado por el mandatario saliente, Laurent Gbagbo, quien se proclamó reelecto.

Lo que siguió son escenas dignas de una inminente guerra civil. Muertos de los dos bandos, ataques y controfensivas, víctimas civiles. Las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, el envío de cascos azules y los bloqueos de su mayor producción y fuente económica -el cacao- han revertido el panorama.

Por el momento, las fuerzas de Outtara han logrado controlar gran parte del territorio y las dos ciudades más importantes: Abiyán y Yamusukro, capitales administrativa y política, respectivamente. Y recibieron apoyo de los Estados Unidos y la comunidad internacional en su ultimátum para que el gobernante aferrado al poder lo abandone.

Pero el conflicto, que de a poco va ganando lugar en las portadas de los diarios, lleva cuatro meses sin resolverse. Informativamente, se vio desplazado por las revueltas en Túnez, Egipto y Libia, y por el terrible terremoto y el tsunami que golpearon Japón, con el consiguiente temor radiactivo.

"África necesita desgracias grandes para lograr titulares pequeños", escribió el periodista Ramón Lobo en su blog Aguas Internacionales para el diario español El País. Recuerda en su artículo cómo el ataque de la guerrilla de Sierra Leona en 1999 -que dejó más de 7.000 muertos en tres semanas- no pudo desbancar el escándalo de Mónica Lewinsky en los Estados Unidos.

"El conflicto no es étnico (...) es económico, que en la pobreza también brotan los intereses, a menudo espurios, como los nuestros", señala. En 2007, se inició en el país un complejo proceso político, tras años de guerra civil, que fue frágil. Tres años tardó en quebrarse. "Es la consecuencia de entender la democracia como la expresión del voto y no el voto como consecuencia de una democracia".

Las tropas de Gbagbo cometieron todo tipo de delito contra los seguidores de Ouattara: "escuadrones de la muerte, desapariciones, asesinatos", enumera. Las fuerzas de Ouattara decidieron avanzar y tomar el poder por la fuerza. "Recuerda al realizado por Frente Patrótico Ruandés en la primavera de 1994, cuando entró en Kigali para poner fin al genocidio tutsi. En Abiyán aún no hay un genocidio, pero sí crímenes contra la humanidad", se lee en el post.

Lobo advierte que ya no existe lugar para remontar un diálogo pacífico. "Se han reabierto las cicatrices, si es que alguna vez estuvieron cerradas", sostiene. El interés temporario de las potencias occidentales y las agencias humanitarias no simplifican la tarea. En el país africano, la ayuda podrá llegar, permanecer unos meses, pero poco después el destino de los marfileños quedará netamente en sus manos.

america.infobae.com

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