martes, 29 de marzo de 2011

Dimite el Gobierno sirio tras las protestas en el país

DAMASCO (Reuters) - El presidente sirio, Bashar Al Asad, aceptó el martes la dimisión de su Gobierno tras casi dos semanas de disturbios a favor de la democracia, que han supuesto el mayor desafío a su mandato de 11 años.

Sin embargo, es improbable que la noticia cumpla las exigencias de los manifestantes ya que el Gabinete tiene poca autoridad en Siria, donde el poder se concentra en manos de Asad, su familia y el aparato de seguridad.



Decenas de miles de sirios se manifestaron el martes a favor del Gobierno, a la espera de un discurso en que se espera que Asad anuncie una decisión sobre el levantamiento de las leyes de emergencia, que han servido para asfixiar la disidencia durante casi 50 años.

El levantamiento de estas leyes es una exigencia clave de las manifestaciones contra el Gobierno, en las que más de 60 personas han muerto.

"El presidente Asad acepta la renuncia del Gobierno", señaló la agencia de noticias estatal SANA, añadiendo que Naji Al-Otari, primer ministro desde 2003, seguiría siendo el líder interino hasta que se forme un nuevo Gobierno.

En un principio, los manifestantes habían limitado sus demandas a un aumento de las libertades. Pero cada vez más indignados por la represión que han sufrido - especialmente en la sureña ciudad de Deera donde comenzaron las protestas -, ahora exigen la "caída del régimen".

Sus peticiones son similares a las de otras revueltas en el mundo árabe que, desde enero, han derrocado a veteranos presidentes autoritarios en Túnez y Egipto, además de motivar a los rebeldes que luchan contra el líder libio Muamar Gadafi.

La televisión estatal siria mostró personas en la capital siria, Damasco, además de Aleppo, Hama y Hasaka ondeando la bandera nacional, fotos de Asad y coreando "Dios, Siria, Bashar".

"Última Hora: La conspiración ha fracasado!", decía una pancarta, haciéndose eco de las acusaciones del Gobierno de que bandas armadas y elementos extranjeros están detrás de los disturbios. "Con nuestra sangre y nuestras almas protegemos nuestra unidad nacional", indicaba otro cartel.

Empleados y miembros de sindicatos controlados por el partido Baath de Asad, que lleva en el poder desde el golpe de Estado de 1963, dijeron que se les había ordenado asistir a los mítines, donde había una fuerte presencia de policía de seguridad.

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